“A riot is the language of the unheard” – Martin Luther King Jr.
No es que defienda la violencia,
pero si no escuchan...
¿Sentiste alguna vez que el coraje, la
bronca, te rebalsa, que la indignación y la impotencia te superan, nublándote
la vista hasta las lágrimas? El coraje es aún peor cuando las muertes
resultado del racismo y la brutalidad policial se suceden una tras otra, año
tras año, impunes.
En los últimos días ha habido protestas, saqueos e incendios en distintas partes del país. Miles de personas salieron a las calles en un intento de lidiar con ese coraje, para hacer oír su voz. Cuando el pueblo es ignorado, cuando sus derechos son pisoteados, sus voces silenciadas, sus vidas saqueadas, no te queda otra que salir a gritar, a demandar atención.
Y una vez más, como tantas otras veces,
un grupo de personas “indignadas”, no por el racismo, la brutalidad policial o
las muertes sin sentido, sino por las protestas que en algunos casos se
tornaron violentas, sale a criticar a los manifestantes.
Por supuesto, el presidente Trump es
una de esas personas. A Trump no le indignaron las muertes de George Floyd, de
Ahmaud Arbery o de tantos otros. A Trump le indignaron los manifestantes
pidiendo justicia.
El viernes en la madrugada, el
presidente incluso recurrió a Twitter para criticar a los “matones” (Thugs) y
hasta amenazó con intervención militar. Afortunadamente Twitter etiquetó sus
amenazas como una incitación a la violencia y bloqueó su comentario.
George Zimmerman, el asesino de Trayvon
Martin, aún está libre. Vendió por $100,000 el arma con la que mató al
adolescente y sigue vendiendo sus autógrafos a racistas que lo admiran por
haber matado a un menor cuyo color de piel le molestaba. Y después hay gente
que se “indigna” porque un grupo de protestantes rompe las vidrieras de Walmart
para llevarse un televisor…
El viernes por la mañana, la policía
arrestó primero, no a quienes mataron a George Floyd, sino al reportero
de CNN Omar Jiménez, que casualmente es afroamericano, y que simplemente
estaba haciendo su trabajo. No fue hasta horas después que finalmente pusieron bajo
custodia al responsable de la muerte de Floyd.
¿Lo hubiesen arrestado si no hubiese
sido por las protestas de tal magnitud?
Ver el video de George Floyd y los
ahora expolicías de Mineapolis Derek Chauvin y Tou Thao no fue fácil. Chauvin
ya tenía 18 quejas en su contra, Thao otras seis. Me pregunto cuántos asaltos y
asesinatos por parte de policías fueron enterrados por las autoridades, antes
de que los teléfonos celulares pudieran testificar sus abusos.
Las protestas de esta semana finalmente
lograron cautivar la atención de un país anestesiado. Y sí, los saqueos son destructivos, pero más
destructivos son el racismo y la brutalidad policial. La gente está
cansada de los asesinatos impunes, de la injusticia y el racismo, de que las
autoridades miren para otro lado, de que los ignoren.
No estoy haciendo una apología de la
violencia, pero cuando las muertes no son suficientemente “llamativas” como
para que las autoridades presten atención, el pueblo se ve forzado a subir el volumen.
Dejemos de criticar las protestas y los
saqueos. Llega un momento en que son el único recurso que queda para
que finalmente alguien preste atención.





 



 
 
 
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